Perder el camino
22 de noviembre, 2009
Luis Rubio
Cuenta la leyenda,聽presuntamente manufacturada por Voltaire,聽que Isaac Newton formul贸 su ley de la gravedad cuando le cay贸 una manzana en la cabeza y se pregunt贸 芦驴por qu茅 cay贸 la manzana?禄. Ipso facto naci贸 su teor铆a. Siglos despu茅s, el PAN est谩 empecinado en desafiar la ley de Newton. En lugar de abocarse a las tareas de gobernar y, en todo caso, evaluar tanto sus aciertos como sus errores, los panistas se empe帽an en perseverar como si siguieran siendo oposici贸n.
El PAN perdi贸 el rumbo en dos momentos y por razones casi opuestas: en uno por no tener estrategia y en otro por excesiva rigidez. El primero ocurri贸 en 2001, cuando el nuevo gobierno panista tuvo la oportunidad de redefinir al sistema pol铆tico y establecer los cimientos para un cambio verdaderamente democr谩tico, pero el entonces presidente, Vicente Fox, fue incapaz de comprender las dimensiones de su propio triunfo: las fuerzas que desat贸 la derrota del PRI o los cambios en el poder que de ah铆 tendr铆an lugar. El segundo ocurri贸 este a帽o, durante el periodo electoral reciente en que el gobierno y su partido se perdieron en sus prejuicios, ignorando la din谩mica electoral intermedia. Ambos momentos prometen ser definitorios para el futuro del pa铆s y del PAN.
Los mexicanos de las generaciones actuales jam谩s llegaremos a explicarnos c贸mo fue posible que Fox desperdiciara la oportunidad de oro que cre贸 la elecci贸n de 2000 para desmantelar la estructura pri铆sta del poder. Al llegar a la presidencia, Fox tuvo la oportunidad de negociar una transici贸n democr谩tica que trascendiera la dimensi贸n electoral. El momento no s贸lo era propicio, sino exquisito, por dos razones: como se pudo apreciar esa noche en el 脕ngel, la poblaci贸n, incluyendo quienes no votaron por el PAN, estaba toda detr谩s del nuevo gobierno, ansiosa de entrar a una nueva etapa de la historia del pa铆s. La otra raz贸n, clave en t茅rminos de la oportunidad, es que los pri铆stas se estaban comiendo las u帽as: aterrados de ser encarcelados por corrupci贸n o por cualquier otra causa bien guardada en su conciencia colectiva, estaban dispuestos a negociar lo que fuera.
Hoy podemos so帽ar sobre lo que pudo haber sido el contenido de semejante pacto, pero lo evidente es que se hubiera podido intercambiar los pecados del pasado por un nuevo futuro. Fox pudo haber propuesto un acuerdo que llevara a una reestructuraci贸n de las fuentes de poder a cambio de la legitimidad de los involucrados y la paz para la sociedad. Qu茅 tanto hubiera sido posible es materia de ficci贸n en este momento, pero el desperdicio de la oportunidad fue monumental. El PAN inici贸 el primer gobierno de la alternancia imitando al PRI: en vez de cambiar al gobierno se mimetiz贸. Hoy se parece cada vez m谩s al PRI pero sin la capacidad y disposici贸n- de gobernar.
En lugar de dar el gran paso, Fox se content贸 con sentarse en la silla presidencial y darle al subcomandante Marcos el control de los medios. El PAN, en la figura de su presidente, mostr贸 la gran limitaci贸n que representa su ausencia de cuadros experimentados. Nueve a帽os despu茅s, ha evidenciado una incre铆ble incapacidad para desarrollarlos.
Si Fox no tuvo estrategia ni visi贸n, el segundo gobierno del PAN, en la persona de Felipe Calder贸n, lleg贸 con la actitud opuesta: controlarlo todo, al grado de excluir a todos excepto a quienes le son personalmente leales, independientemente de su habilidad. La reciente elecci贸n intermedia es un buen ejemplo de las consecuencias de querer dominarlo todo. Mientras que el PRI articul贸 una estrategia territorial para cada uno de los estados (porque no es lo mismo Sonora y sus vergeles que Oaxaca y sus usos y costumbres), el PAN adopt贸 una sola estrategia nacional. Eso ten铆a sentido en la contienda presidencial donde los candidatos nacionales tienen presencia universal, pero es absurda cuando la din谩mica es regional o local, donde el ciudadano espera respuestas relevantes a su circunstancia. El PRI le dio promesas a pasto (y muchos satisfactores materiales), en tanto que el PAN le dio cr铆ticas al PRI. La elecci贸n la perdi贸 a pulso. Y sigue en lo mismo viendo hacia el 2010 y 2012.
La historia del PAN es rica en contenido ciudadano. Su nacimiento fue una reacci贸n al partido de la revoluci贸n y una invitaci贸n al desarrollo de una ciudadan铆a fuerte. Setenta a帽os despu茅s, los panistas lucen divididos: incapaces de comprender el poder, est谩n experimentando la deserci贸n ciudadana. Sus rencillas internas, incre铆blemente ideol贸gicas, son incomprensibles para la mayor铆a de los electores; por su parte, su incapacidad para gobernar con eficacia es pasmosa. Como ilustr贸 el sainete que ellos mismos armaron sobre los impuestos y el presupuesto, su rijosidad como partido gobernante, adem谩s de costosa y est煤pida, es impactante. Lo que hace nueve a帽os era tolerable hoy se ha vuelto insostenible. Quiz谩 no haya mejor indicador de las nuevas corrientes que enfrenta, y confrontar谩, el PAN que el voto de los j贸venes que, en la reciente elecci贸n, casi ninguno sufrag贸 por el PAN.
El PAN tiene dos opciones: una es seguir cavando su tumba en la forma de rencillas internas, conflictos provincianos y repudio al poder y a su propio presidente; la otra es comenzar a construir un partido del y para el poder, pero desde la perspectiva de su origen ciudadano. El primer camino, el que ha seguido en estos a帽os, le llevar谩 inevitablemente al cadalso, pero a eso lo est谩n orillando los grupos extremistas que lo integran y que se han convertido en un factor interno de poder que es irreconciliable con la pol铆tica real: la de los acuerdos y la negociaci贸n con todas las fuerzas pol铆ticas leg铆timas. Quiz谩 los j贸venes que en 2009 votaron por el Verde o por otros partidos lo hicieron por la intensidad de su publicidad, pero tambi茅n es posible que lo hayan hecho porque ya no ven en el PAN una opci贸n capaz de gobernar al pa铆s.
La alternativa para el PAN es la de redefinirse en funci贸n del poder: encontrar un espacio que le permita conciliar su ideario original, el ciudadano, con la realidad del poder. Su propensi贸n natural es esquizofr茅nica: por un lado repudiar al gobierno y por otro negociar reformas que constituyen una profunda traici贸n a la ciudadan铆a (como la electoral y las que hoy se debaten). El PAN jam谩s volver谩 a ganar una elecci贸n presidencial si sigue siendo incapaz de presentar una opci贸n real de poder a nombre de la ciudadan铆a. Su dilema es muy simple: el PRI siempre ser谩 preferible si el PAN se empe帽a en ser como el PRI pero sin capacidad de gobernar. O muestra que puede gobernar o retornar谩 a lo que parece satisfacer el 谩nimo de sus contingentes tradicionales: la oposici贸n.